Saciando el Intinto

La jale hasta el parque que al parecer estaba sin gente y la recargue en un arbol intentaba controlarse pero practicamente veia como sus colmillos salian era malo..

-Kasumi...

No podia controlarse era su naturaleza despues de todo si lo dejaba asi tan solo haria que su sed de sangre creciera y eso era peligroso puse mis manos en sus hombros y la vi fijamente

-Hazlo...

me quite el collar que traia con una pequeña cruz y lo guarde en una bolsa de mi vestido mientras descubri parte de mi cuello

-Se que no puedes controlarlo no puedo hacer nada con eso... solo ten cuidado

No sabia que podia pasar esperaba que tuviese control una vez lo hiciera...

Me dejé llevar por la chica. Apenas fui consciente de que íbamos corriendo hasta que paramos y noté que tenía la respiración acelerada. Karin me empujó contra un árbol cercano y al amparo de la sombra me ofreció su cuello.
Intenté frenarme clavando las uñas en la corteza del árbol, pero los colmillos habían vuelto a su estado natural y todo mi cuerpo pedía alimento. En un último acto de lucidez aparté su camiseta un poco más y clavé los colmillos en su hombro, cerca del cuello. No quería dejarle marcas.
Bebí durante un minuto entero y paré. Antes de retirarme lamí su herida con la esperanza de que cicatrizase antes. Después me dejé caer sobre la hierba.

comenzo a succionar mi sangre sentia un calor recorrer mi cuerpo que llegaba a mi hombro, debia admitir que era un sensacion extraña pero no dolia como creia, era como si te sacaran sangre para unos analisis solo que en gran cantidad y con alguien respirandote en el cuello en cuanto se solto de mi se dejo caer en el pasto en cuanto lo hizo me tape de nuevo se me nublo todo un poco y cai de rodillas me mare un poco pero pronto pazaria sentia como ardian las heridas pero estas desaparecieron casi de inmediato auque quemaban en cuanto sanaban

-Estas mejor kasumi?

Me lleve una mano al cuello esperando no revisara la herida no se que le diria

Las habia seguido, hasta que llegamos a la plaza, la verdad me preocupo que se fueran asi, llegaron a una parte cerca a varios arboles donde la gente casi no pasaba, poco a poco me acerque hasta una parte donde no pudieran verme, hasta que vi algo que no esperaba ver, aquella chica llamada karin acerco su cuello a su boca, y kisumi la mordio. Aquella situacion desperto imagenes en mi cabeza que nunca habia visto.

Flash Back

Hitomi tranquilizate - decia un hombre de cabellera azul oscura larga, hasta la cintura.

Per...pero no - decia con dificultad mientras veia mis manos llenas de sangre - por que? por que ellos tenian que matarlo, era alguien bueno. lOS DETESTO DETESTO A LOS CAZADORES.

Fin del Flash back

Los DETESTO!! - grite inconcientemente, esas imagenes, pero a quien mataron? y y. ..

Cai al suelo agarrandome de la cabeza. Los cazadores mataron a esa persona? por eso los odio? alparecer cada vez recuerdos llegaban.al igual que mas confusiones.

Levanté la cabeza y me limpié los labios con la lengua mientras la miraba tristemente. Nunca me había visto obligada a tomar sangre tan desesperadamente y me avergonzaba mi comportamiento tan poco ético.

-¿Te he hecho daño?

Alcé las manos, que me temblaban, e intenté apartar de nuevo su ropa. La sangre de la chica me había dejado un sabor extraño en el paladar. Apartaba la camiseta, pero por más que lo hacía no veía la herida. Iba a preguntarle qué estaba ocurriendo cuando oí un grito y reconocí la voz. Era Hitomi.
Se me erizó hasta el último pelo de la nuca y miré a Karin con el rostro desencajado por el pánico.

-No nos habrá visto, ¿verdad?

Busco mi herida intente cubrirme de inemdiato en cuando me quito de nuevo la blusa habra visto? lo que menos queria era dar explicaciones de "eso" entonces se escucho un grito era Hitomi, Kasumi me pregunto si nos habia visto...

-No lo se, vamos a ver

Me levante y fuimos a donde ella estaba se sujetaba la cabeza mientras se encontraba de rodillas en el suelo me acerque e intente quitarle las manos de encima en cuanto me reconocio me tomo por los hombros y removio mi blusa donde me habian mordido en verdad tenia suerte de que haya desaparecido aunque me libraria aqui no se que pasaria con kasumi...

-kyaaa que haces!

Fingi de nuevo y me cubri con mis hombros finjiendo que me habia avergonzado por su acto me puse en pie y me coloque detras de kasumi

-Hitomi que pasa, te escuchamos gritar estas bien?

No habia ninguna marca de mordida, talvez fue mi imaginacion, me estare volviendo loca?

- Disculpa mi comportamiento - estaba agitada, no me sentia para nada bien, me sentia peor que en la mañana cuando recorde que hablaba con la voz d un chico. - Tambien disculpenme por seguirlas, solo que me preocupe por que se fueron de esa forma. - estaba avergonzada, por mi rostro caia sudor, asi que me la seque con mi mano, pero al retirarla vi sangre en ellas, como en la imagen que no hace mucho vi.

En mi rostro aparecio una expresion de terror, y al instante desaparecio la sangre.
Cai sentada al cesped.

- Que esta sucediendome? - pregunte, aunque sabria que no recibiria respuesta alguna.

Saltaba a la vista que Hitomi no se encontraba bien, así que entre Karin y yo la llevamos hasta su casa. Resultó que vivía en el mismo bloque de apartamentos que Karin.

Tras llegar a su puerta, la chica parecía más serena. Nos dió las gracias y desapareció en el interior de la vivienda. Karin me ofreció quedarme a dormir en su casa, pero yo prefería volver al hotel.
Por supuesto no iba a dejar que mi preciada posesión pasase la noche sola después de haberla visto marearse por la pérdida de sangre. Le obligué a venirse conmigo al hotel y una vez estuvimos en la habitación cerré la puerta con la tarjeta magnética para evitar que nos molestase el servicio de habitaciones.
Karin estuvo muy dócil. Me preocupaba que fuera debido al agotamiento, aunque sospeché que quería evitar que le preguntase acerca de su asombrosa recuperación. A pesar de que me moría por saber a qué se debía me mantuve en silencio.
Estabamos sentadas sobre la cama. Yo deshacía sus coletas con una mano mientras tanteaba dentro de una bolsa en busca del cepillo que había comprado aquella mañana. Sus mechones parecían finas hebras doradas cuyo tacto era parecido al de la seda. A medida que cepillaba su pelo ella se fue relajando hasta quedarse profundamente dormida. Yo, por mi parte, suspiraba recordando cuántas veces había sido mi hermano quien me peinaba a mí.
A pesar de todo, le echaba terriblemente de menos.