Encontrando a la princesa

Maximilian's POV

Después de escapar del castillo sólo podía pensar en Lily. Alexander había regresado sangrando profusamente de una herida en el cuello, medio oculto y con un aspecto diferente al normal. Sus ojos eran como dos piedras de carbón y su pelo se había oscurecido y crecido hasta la cintura.

Pero Mireia, Lily en otras palabras, no había regresado y eso me inquietaba.

Saltando por entre los edificios, oculto bajo un hechizo desvanecedor, me dirigí hasta donde notaba una débil presencia vampírica. Si Lily no hubiera camuflado su sangre bebiendo tanta sangre humana, hubiese sido capaz de encontrarla mucho antes.

Me abrí paso entre árboles, arbustos, matorrales y todo lo que se interpuso en mi camino hasta el débil pulso de la que estaba seguro que era Liy.
Efectivamente estaba en lo cierto. El cuerpo de la princesa yacía tirado en la hierba, lleno de pequeñas heridas parecidas a las que me había causado a mí Alexander con su ataque.

-¡Lily! ¿Lily, estás bien? -Abracé su cuerpo, frío y pálido, y me di cuenta de que tenía los ojos abiertos.

-Déjame en paz. Vete -Me contestó. Pero no se revolvió ni intentó apartarse.

-¿Qué te pasa? ¡¿Qué te ha hecho?! -Pregunté cada vez más alterado.

-Nada... -Lágrimas silenciosas brotaron de sus ojos. Ella no se las limpió, no reflejaba tristeza en su rostro. Simplemente su cuerpo lloraba, ajeno a la propia Lily.

Apoyé la cabeza en su pecho y comprobé las constantes vitales. Todo era normal. Sin embargo detecté que ella, por voluntad propia, estaba prohibiendo a su cuerpo curar los arañazos de la sombra del viento.

-¿Lily? ¿Por qué no te curas?

-Para recordar...

Después de eso no volvió a dirigirme la palabra. No emitió ni un ruidito, ni un quejido, ni siquiera cuando me la cargué a la espalda con demasiado ímpetu. Dejaba sus extremidades flácidas, al son del viento que azotaba nuestros cuerpos mientras me la llevaba de vuelta a casa.




Continúa en el Palacio de la Resistencia