Después de la Fiesta

La suave música de Kasumi Takahasi envolvía por completo mi habitación.
Me había dejado caer sobre la enorme cama de dosel, disfrutando de la sensación cálida que el grueso edredón rojo me transmitía allí donde rozaba mi piel desnuda. No me había molestado en quitarme el vestido de gasa blanca ni los zapatos de tacón a juego. Todo mi ser era la melodía que se transportaba sin cesar hasta mis oídos.
Las notas se entremezclaban con un leve murmullo de voces que procedían de la sala de abajo. Multitud de personas se agrupaban en torno a los Attwood cuando éstos decidían que ya era hora de dar una fiesta. Otra más.
Con un movimiento lento desplacé mi mejilla hasta apoyarla contra el suave tejido escarlata, desparramando aún más mi cabello sobre la superficie de la cama. Se enredaba en pequeñas ondas juguetonas que me hacían cosquillas en el cuello.
De nuevo él me había seguido. Pero esta vez no pensaba dejar que me arrastrase de vuelta a la fiesta.

-Sal, Alex. Tu presencia es inconfundible para mí.

Vaya otra vez me habia descubierto puse una sonrisa y me dirigi al la puerta de su habitacion entre y la vi acostada en la cama tan hermosa como siempre la belleza de mi hermana era incomparable pensaba llevarla a la fiesta otra vez pero sabia que conociendola no iva dejarse .

Por lo visto nunca puedo sorprendete hermana me sente en la esquina de su cama y gire la cabeza en direccion hacia ella , sabes venia a arrastrarte a la fiesta otra vez pero pensado lo bien no habia muchos que querian vailar contigo y estar hay de encimosos y ya sabes soy algo celoso no me gusta compartirte con nadie puse una sonrisa al decir eso y ademas ya me arte de las enfadosas doncellas que no me dejaban estar contigo en el vaile asi que me preguntaba ¿Quieres divertirte un rato conmigo?

(espero respuesta)

Le devolví la mirada, un tanto sorprendida por su amabilidad. De todas formas tenía que hablar con él sobre cierto espinoso acontecimiento.

-Dime, hermanito... ¿No le harías nada a Kaname, verdad? -Pregunte mientras mi mano arrugaba un pedazo de la tela del edredón. Comencé a cuchichear en voz baja, como siempre que hablaba de él-. No ha sido culpa suya. Quería preguntarle algo.

Apenas un par de horas antes de que diese comienzo aquella escandalosa fiesta había acudido al encuentro del capitán de mi guardia personal. Estaba completamente enamorada de él y eso no era ningún secreto. Por desgracia, Alexander nos había visto y se había puesto muy tenso, así que no tuve más remedio que despedirme de él precipitadamente. Aquel encuentro fugaz me había sabido a poco...
Una vez más me perdía de nuevo en ensoñaciones, sin prestar atención a la mirada que se perfilaba cada vez más gélida sobre el rostro de mi hermano.

Puse una cara que reflejaba seriedad ,frialdad y dolor

Hermana tu sabes que no le are nada si el representa tanto para ti aunque ganas no me faltan de ponerle fin a su vida el era mi mejor amigo y me quito al ser que amaba pero da igual por mi parte yo no are nada pero nuestros padres no creo que lo tomen bien ademas ellos ya anunciaron nuestro matrimonio tu sabes tan bien como yo que a un pura sangre solo se le permite casarse con otro pura sangre aun cuando Kaname sea un noble nuestros padres jamas permitiran que estes con el tienes obligaciones que cumplir lo lamento entiendo si despues de lo que acabo de decir no me quieres ver o hablar pero no hay nada que pueda hacer ni yo ni tu para cambiar esto me acerquea ella y con mi mano le acaricie la mejilla .

Lo siento despues de decir eso me puse de pie te dejo sola ire a buscar algo de beber estoy algo sediento sali de su habitacion y me dirigi a mi habitacion .

-¿Qu...Qué? -Exhalé todo el aire que llenaba mis pulmones en aquel momento ante la revelación-. ¿Matrimonio? ¿Tú y yo?

El se detuvo poco antes de salir y se giró con lentitud hacia mí. Yo trataba de incorporarme, demasiado desorientada por la noticia como para hacer gala de mi increíble gracilidad de vampiro.

-Tienes que hacer algo, Alexander -Me quité los zapatos y caminé descalza hacia su posición hasta agarrarle firmemente por la chaqueta de su traje-. ¡No quiero que eso ocurra! ¡Yo no te amo!

Seguí tironeando de su ropa, a pesar de saber que estaba sediento y que por mi cuerpo aún fluía suficiente sangre como para alimentar a alguien. No acababa de creer lo que me había dicho, mis padres no podían hacerme algo así. Toda mi vida había vivido bajo infinitas reglas y protocolos, me había portado bien. El amor no debería serme vedado. Eso no me lo merecía.

Tu que acabas de decir en ese momento la tome con fuerza de las muñecas lastimandola y la arroge al suelo no te atrevaz decir que no ise nada hice todo lo que pude para evitarlo pero sabes francamente no lo deseaba yo si te amo hermana eres una ingrata e cuidado tanto de ti me puesto en contra de mis padres del senado del consejo he hecho todo cuanto pude para apoyarte y para que te fijes en mi y tu me dices que no sientes nada en ese momento mis ojos cambiaron de un color azul a un intenso color rojo

Te dire una cosa no puedo evitarlo y no podras evitarlo asi es la vida de un pura sangre acostumbrate que pronto asumiras el trono y tendras que despedirte de Kaname.

Entre mi ira el corage y el olor de su sangre ya no pude contenerme mas mis impulsos y la levante de suelo con brusquesa y la mordi del cuello con fuerza y comense a beber su sangre.

Estaba atrapada entre sus brazos y no había forma de que pudiera escapar. Sus colmillos se clavaron con fuerza sobre mi cuello y comenzó a beber de mí.
Morderse, entre los vampiros, era un acto muy íntimo y me hizo sentir muy incómoda, ya que nunca antes había compartido esta experiencia con nadie.

-¡Para!

El débil ruidito de succión que hacía la sangre al abandonar mi cuerpo me atormentaba. No podía creer que mi hermano me estuviese haciendo esto. Él no era ni de lejos de quien me habría esperado una acción tan deplorable. Los minutos que pasé encadenada a su pecho me parecieron siglos.
Cuando por fin se sació, aflojó el abrazo y yo me arrastré como pude al otro lado de la habitación. Me senté contra la pared y me aovillé, hundiendo el rostro entre mis rodillas.

-Lárgate de aquí -Ordené fieramente al oír que sus pasos se acercaban hacia mí. Alcé la cabeza y me coloqué el pelo, que estaba totalmente revuelto, de tal forma que pudiese verle. Parecía arrepentido, pero me dio igual -. ¡Fuera! ¡Vete!

Después rompí a llorar mientras le oí alejarse.

No podia creer lo que habia hecho habia sali corriendo de su habitacion a buscar a mi padre tenia que hablar con el lo que acaba de hacer no tenia perdon pero trataria de compensarcelo evitando nuestro matrimonio pero antes de llegar al salon me uno enorme sentimiento de dolor recorrio mi cuerpo me detuve en seco.

Que me pasa me lleve mi mano al rostro Kaname estaba frente a mi al ver lo la culpa de lo que acaba de hacer invadio mi cuerpo pero fue desplasado rapidamente por uno de odio lo mire con seriedad y despues le dije.

Vaya pero si es el asqueroso traidor si fuera tu iria con ella esta hecha trisas por la noticia del matrimonio despues de decir eso agache un poco la mira solo te dire si la haces llorar como hice yo te esperara algo peor que la muerte Kaname.

Despues de decirle eso pase de largo entre al salon y fui hacia donde estaba mi padre tenia que hablar con el .

Tenía los ojos empañados de lágrimas y apenas atinaba a pasarme la gruesa capa de terciopelo azul por los brazos. Cuando por fin había logrado abrochar los botones y ponerme la capucha alguien entró en mi habitación precipitadamente. Era Kaname.
La respiración se me aceleró mientras intentaba secarme las lágrimas a toda prisa.

-¡¿Qué ha pasado?!

Su voz resonó hasta en mi última terminación nerviosa, pero acababa de tomar una decisión. Jamás le contaría lo que acababa de pasar. Me sentía demasiado avergonzada.
Me separé de él con cautela y le miré dolida. Ahora mismo no me apetecía estar cerca de ningún vampiro, y él parecio entenderlo cuando inconscientemente me llevé la mano hacia donde estaba la marca que me había dejado Alexander.
Turbada al saberme descubierta, abrí las puertas del pequeño balcón de mi habitación y salté por la barandilla sin mirar atrás. Caí sobre el suelo con agilidad y eché a correr hacia el jardín trasero camuflándome entre las sombras.
Kaname no me siguió. Se quedó mirando la oscuridad por donde había desaparecido, y le agradecí interiormente el gesto.
Necesitaba pensar.


[Continúa en el Jardín Trasero]