Avisando a Mireia
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Avisando a Mireia
Mireia se encontraba en su habitación. En una de las papeleras había restos de pequeñas bolsas de plástico vacías. Eran bolsas donde se solía guardar la sangre de los donantes.
El pequeño hilillo de sangre que escapaba de sus labios confirmaba que realmente habían sido utilizadas para eso.
Frente a un espejo, Mireia se limpió con el dorso de la mano. Las ojeras se habían acentuado bajo sus ojos como si le hubiese sentado mal todo aquello. Siseó a su reflejo y rompió el espejo de un puñetazo.
Los trozos cayeron sobre la mesa, algunos fueron a parar al suelo. Ella se limitó a mirarse la mano, de la que salía sangre. Sangre espesa y roja que tenía un olor dulzón casi artificial.
Rasgó su falda y se ató la tela a la herida para parar la hemorragia antes de que algún vampiro se acercase atraido por el olor.
En ese momento, entró Kyo precipitadamente.
-¿Qué sucede? -Preguntó Mireia confusa, ocultando disimuladamente la mano herida.
-Ven conmigo, es urgente -Se limitó a decir Kyo desde la puerta.
-¿Trabajo? -Inquirió la chica.
-Ehh.. sí, algo así. Vamos.
Mireia ocultó la papelera con el pie bajo la mesa y le siguió.
El pequeño hilillo de sangre que escapaba de sus labios confirmaba que realmente habían sido utilizadas para eso.
Frente a un espejo, Mireia se limpió con el dorso de la mano. Las ojeras se habían acentuado bajo sus ojos como si le hubiese sentado mal todo aquello. Siseó a su reflejo y rompió el espejo de un puñetazo.
Los trozos cayeron sobre la mesa, algunos fueron a parar al suelo. Ella se limitó a mirarse la mano, de la que salía sangre. Sangre espesa y roja que tenía un olor dulzón casi artificial.
Rasgó su falda y se ató la tela a la herida para parar la hemorragia antes de que algún vampiro se acercase atraido por el olor.
En ese momento, entró Kyo precipitadamente.
-¿Qué sucede? -Preguntó Mireia confusa, ocultando disimuladamente la mano herida.
-Ven conmigo, es urgente -Se limitó a decir Kyo desde la puerta.
-¿Trabajo? -Inquirió la chica.
-Ehh.. sí, algo así. Vamos.
Mireia ocultó la papelera con el pie bajo la mesa y le siguió.
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